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Perfil de la Nueva Gran Depresión 2020

Foto del escritor: Darwin CruzDarwin Cruz

Actualizado: 26 jun 2020

¿Seremos testigos de la segunda Gran Depresión en la historia o solamente será una recesión de la economía internacional real? Escenario de desarrollo. Causas y efectos.


La coyuntura de la economía internacional en la actualidad es de suma preocupación para todos los economistas y sectores interesados. Las autoridades y la población en general, siente temor sobre el impacto del nuevo estado de la economía mundial, declarado en recesión recientemente por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, ¿el temor debería ser por una recesión de la economía mundial? Posiblemente, el temor debería apuntar a la experimentación de los países ante una nueva Gran Depresión económica.


Ciclos Económicos

Según Joseph Schumpeter, un ciclo económico es la fluctuación de la actividad económica causada por perturbaciones aleatorias que ocurre a lo largo del tiempo, y que deriva de la sucesión de periodos de expansión y contracción. Las fases de un ciclo económico pueden estar representadas por una senda de crecimiento (expansión o recuperación), pico o alto, recesión y fondo (Ver figura 1).


Algunas de las perturbaciones más importantes de un ciclo, normalmente suelen ser, shock de demanda y oferta, es decir, aquellas que inciden sobre la productividad y oferta, ésta última representada por cambios tecnológicos. Por tanto, las dos corrientes sobre la teoría de ciclos han sido la teoría neokeynesiana y la de los ciclos económicos reales. La primera asegura que los choques de demanda son la causa principal de las fluctuaciones económicas, por el contrario, la segunda afirma que son los choques o perturbaciones de oferta.


El debate entre las dos corrientes de pensamiento radica en el efecto de las perturbaciones, permanente o transitorio. Nelson y Plosser (1982) criticaron el modelo ortodoxo de la economía, expresando que el ciclo económico como fluctuación del PIB alrededor de una tendencia uniforme no es uniforme, consecuentemente, las perturbaciones de la demanda agregada se consideran transitorias y las perturbaciones de oferta agregada, pueden ser permanentes.


Ante la duda respecto a la importancia de las perturbaciones de la demanda agregada, se formuló la teoría de equilibrio del ciclo económico real, la cual sostiene que las fluctuaciones generadas en el producto y empleo son consecuencia de las múltiples perturbaciones reales que inciden en la economía, mientras los mercados se ajustan con rapidez y permanecen siempre en equilibrio (Dornbusch et al, 2014).


Los ciclos económicos no se pueden evitar, representan un proceso económico natural y pueden clasificarse en dependencia de su periodicidad (muy cortos, cortos, largos, muy largos). El origen de las fluctuaciones económicas se debe al desarrollo de los posibles escenarios, tales como: estallido de burbujas, conflictos bélicos, revoluciones y epidemias.


Contexto económico mundial y ciclos del COVID-19

El coronavirus es una enfermedad que se ha convertido en un problema mundial que está dejando huellas en las estructuras económicas de los países afectados debido a su rápida propagación. La repuesta ante tal amenaza debe ser consensuada a nivel internacional.


Un escenario posible de la crisis se relaciona con un shock de demanda, que iniciará con la caída bruscamente de la cantidad de compradores, como resultado, la producción de bienes ya no se demanda, los ingresos de los productores se reducen y no pueden pagar salarios, así, los individuos tienen menor poder adquisitivo para comprar bienes.


No obstante, el FMI adjudica que se trata de un shock que afecta a elementos significativos tanto de la oferta como de la demanda. Por ello, la oferta se verá trastornada por la morbilidad y mortalidad, y también por la campaña de contención que obstaculiza la movilidad y encarece la actividad comercial puesto que existirá restricción del crédito y limitaciones de las cadenas de suministro. La demanda también caerá a causa de la agudización de la incertidumbre, mayor precaución en el comportamiento, iniciativas de contención y aumento de los costos financieros, que reducen la capacidad de gasto.


Asimismo, el FMI expresa que un tercio de las pérdidas económicas causadas por la enfermedad están involucradas directamente a costos directos, impuestos por pérdida de vida, cierre de lugares de trabajo y cuarentenas. El resto de pérdidas serán costos indirectos, atribuibles a la pérdida de confianza de los consumidores, el comportamiento de las empresas y el deterioro de las condiciones financieras.


Ahora supongamos un escenario donde el shock de demanda trascienda en la economía precedido por un estado donde las personas estrictamente tienen que aislarse o tomar obligatoriamente la cuarentena. Cabe mencionar, que la profundidad de la crisis depende la duración de la cuarentena, lo cual es muy difícil de predecir. De tal forma, el tiempo es una variable relevante porque si las personas permanecen mucho tiempo sin trabajo, mayor será la carga sobre los hogares y el consumidor final, es decir, más ahorros se gastarán en alimentos. Y si la gente no compra bienes por un largo tiempo, mayor será la carga de deuda en las compañías, lo que se traduce en más quiebras y atrasos en el crédito. En dependencia del número de atrasos del crédito así será la carga sobre los bancos y la probabilidad de quiebra. Finalmente, esto se vuelve un circulo vicioso. De manera que, los inversores pierden sus depósitos producto de las quiebras bancarias, se da un corte de demanda por los depósitos perdidos y, los recortes de demanda resultan en más compañías en bancarrota.


El resultado final del escenario es una gran cantidad de desempleados, de empresas y bancos declarados en ruina. A este panorama se le conoce comúnmente como la etapa de crisis activa. Diversos expertos indican que el estado siguiente a este shock se le denomina “depresión”, una situación donde las personas no pueden encontrar un nuevo trabajo y ganarse la vida durante mucho tiempo.

El gráfico anterior muestra las estadísticas actualizadas del coronavirus a nivel mundial. Al 2 de abril, el número de casos confirmados alcanzó los 937, 567 registrando un nuevo pico. El aumento de casos se debió a los registros nuevos por parte de Estados Unidos y la Zona Euro. El contexto es sumamente preocupante para los países afectados, especialmente en EEUU, que se ha convertido en el nuevo epicentro de la pandemia, alcanzando los 216, 362 casos confirmados por contagio del COVID-19, seguido por Italia (110, 574), España (104, 118), China (82, 361), Alemania (77, 981) y Francia (56, 989). Italia es el país con el mayor número de muertes registradas, aproximadamente 13, 155.

En la figura 3 podemos observar el número de casos del coronavirus y el pronostico de desarrollo de la pandemia a futuro. La perspectiva a futuro se basa en las opiniones de varios expertos, consideran que se alcanzará un nuevo pico en mayo, con un total de 2-3 millones de casos. Al momento de realizar el pronóstico existían 782,365 casos confirmados en el mundo, con los nuevos datos el número de casos ha ascendido cerca del millón, desde entonces ha aumentado en un 19.8 por ciento.


Posteriormente, se cree que la dinámica se ralentizará a través de medidas de cuarentena global y la inmunización natural de la población. Entonces, es probable que el porcentaje de casos disminuya incentivando a las administraciones de países levantar el bloqueo de fronteras internacionales, pero probablemente no sea el final, una nueva ola de coronavirus puede aproximarse, y ésta duraría hasta septiembre (la etapa de crisis activa podría durar hasta esta fecha).


De acuerdo con Mikhail (2020), los focos de la crisis económica serán principalmente los países con economías de productos básicos, porque no solo experimentarán los efectos del shock de demanda respecto a la pandemia, sino también, sufrirán déficits presupuestarios ocasionados por una fuerte caída de los precios del petróleo. Sus estimaciones apuntan que la persistencia de los precios bajos del petróleo se mantendrá hasta finales de este año, en función de los escenarios de desarrollo pandémico y sus consecuencias económicas (Ver figura 4).

Además, Mikhail expresa que en el peor de los casos (flecha roja ondulada), el precio Brent puede caer a 9-10 USD por barril alcanzando el nivel de soporte mínimo de 1998. Analiza que los precios podrían tomar una medida correctiva hasta el 2033-2034 con expectativa de lograr el máximo histórico de 147.68 USD por barril que se presentó antes de la crisis financiera del 2008-2009.


Cuando los precios del petróleo son persistentemente bajos, la conducción de la política monetaria se complica, y se corre el riesgo de que expectativas inflacionarias no ancladas ocasionen nuevos reveses. Ante el episodio actual, en que los precios del crudo han tenido caídas abruptas, podría desencadenar una serie de incumplimientos de pagos por parte de empresas y países, y estas perturbaciones podrían volver a incidir negativamente en los mercados financieros, donde ya existe cierto nerviosismo (Obstfeld et al, 2020).


Dow Jones e inicio de la gran depresión económica 2020

El índice bursátil Dow Jones también conocido como Down Jones Industrial Average (DJIA), refleja el comportamiento del precio de la acción de las 30 compañías industriales más importantes y representativas de Estados Unidos. Actualmente existe una gran diversidad de índices que se le atribuye al Dow Jones, sin embargo, el más relevante por su grado de importancia e historia, es el DJIA. Fue creado alrededor del siglo XIX por los periodistas estadounidenses, Charles Dow y Edwar Jones, quienes fundaron la empresa Dow Jones & Company en 1882. Durante sus inicios, el índice fue fundado por 12 compañías, incrementó a 20 en 1916 y finalmente a 30 en 1928, por tal razón, es el índice más antiguo en el mundo.

Los detractores de la nueva economía creen que la fase expansiva del ciclo llamada la “Gran Moderación” llega a su fin y que se crea una burbuja especulativa que puede acabar en un “aterrizaje forzoso” y en periodo de recesión que puede convertirse en depresión. Un colapso económico de magnitud similar ocurrió en 1930.


La historia habla que el martes 29 de octubre de 1929 se derrumbó la Bolsa de Valores de Nueva York y el índice Dow Jones cayó 12%. La “Gran Caída” quedó grabada en la mente de la gente como el origen de la Gran Depresión. Entre septiembre de 1929 y junio de 1932, la bolsa perdió 85% de su valor, es decir, acciones que se cotizaban a 1000 USD en el máximo de la bolsa, en 1932 valían apenas 150 USD en el punto mínimo. Popularmente, se piensa, que la Depresión y la caída de la bolsa de valores son casi lo mismo.


Las razones de esa crisis fueron la Primera Guerra Mundial y la pandemia de la gripe española. Las consecuencias fueron la crisis agrícola de Estados Unidos y el colapso de todo el sistema bancario, porque los principales prestatarios eran agricultores en quiebra (Mikhail, 2020).


En la figura 5 se puede apreciar el marco temporal del Dow Jones (1 vela es igual a 1 año) y los diferentes ciclos de acuerdo con la teoría de ciclos económicos. Las flechas rosadas indican ciclos a corto plazo (2-3 años); las flechas violetas, ciclos a mediano plazo (7-10 años) y las flechas rojas, ciclos a largo plazo (70-100 años).


La relación de los ciclos con la realidad se adjudica a que las etapas de los tres ciclos económicos coincidieron en 2020 (Ver figura 5). Su explicación consiste en lo siguiente:


Han pasado 6 años desde la última recesión, cuando países como Grecia (crisis de la deuda) y Rusia (crisis monetaria) estuvieron cerca de un colapso y otros países presentaban un estancamiento económico. Es normal considerar una nueva recesión a corto plazo.


Respecto al mediano plazo, han pasado 12 años desde la última crisis conocida como la “Gran Recesión” o crisis hipotecaria de 2008-2009. Una nueva recesión ha de aparecer. Por último, si se relaciona la última Gran Depresión con los ciclos de largo plazo, han pasado 90 años desde entonces. Por esta razón, podemos esperar el inicio de la segunda Gran Depresión debido a que los datos se ajustan perfectamente a los ciclos económicos, según su periodicidad.


Perspectivas económicas para Nicaragua

Según el último informe del FMI titulado “El Gran Confinamiento” señala que, el aislamiento de la población para evitar contagios y el estancamiento de la actividad económica, reducirá significativamente el crecimiento de los países avanzados y en desarrollo. De igual manera, la economista Gita Gopinath, expresó que la economía mundial se enfrenta a una crisis única, enfatizando que es muy probable que se experimente la peor recesión desde la Gran Depresión de 1930, superando con creces la crisis financiera de 2008.


En el caso de Nicaragua, se estima que la economía tendrá un desplome del 6%, siendo ésta la peor caída económica a nivel centroamericano. Una tasa que estaría por encima de la media mundial y mayor a la de América Latina y el Caribe, de -3% y -5.2% respectivamente. Las proyecciones del FMI son inferiores respecto a las del Banco Mundial (BM), cuyo pronóstico es una reducción del PIB alrededor del 4.3% para el año 2020.


La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), sostiene que los efectos de la contracción de la económica nicaragüense se traducen en mayor desempleo, pobreza, caída en la inversión e incremento en la desigualdad social. Además, es posible que el shock de demanda explicado anteriormente se desarrolle, afectando el ingreso de los hogares, las oportunidades de negocios y de empleo (incluso el empleo que ha sobrevivido durante la crisis socio-política).


De forma complementaria, el economista Maykell Marenco asegura que las repercusiones económicas del coronavirus (COVID-19) en la economía nacional serán graves, dado que la anatomía del país es una economía pequeña y altamente dependiente de las exportaciones de commodities. Algunos de los impactos que enumera en su análisis son los siguientes: shock de consumo producto de la incertidumbre (efecto sustitución de la cesta de consumo); declive de la demanda internacional y de los precios internacionales (saldo negativo en la balanza comercial); caída en la actividad comercial en el sector turismo y servicios; disminución en los flujos de remesas de países origen (EEUU, España, Costa Rica y Panamá); decadencia del salario real y menor poder adquisitivo de las familias; y descenso de la recaudación tributaria debido a la menor actividad económica.


Nicaragua se enfrenta a una crisis con múltiples aristas, que comprende riesgos tales como: shock sanitario, derrumbe de la demanda externa, cambios en los flujos de capital y colapso del precio de las materias primas. Ante estos riesgos y el inadecuado papel del Gobierno para combatir el coronavirus, es muy probable que la recesión generada por el estallido de la burbuja socio-política ocurrida en 2018 se transforme en una depresión.


Conclusión

En todos los escenarios, es evidente que el crecimiento mundial de 2020 será mas bajo que el del año pasado. Sin duda, deberíamos esperar lo peor por lo antes mencionado respecto a la teoría de los ciclos económicos.


La depresión es más probable en economías emergentes, específicamente en aquellas que ya presentaban crisis. Los niveles de pobreza y desempleo se verán afectados por la profundidad de un nuevo golpe económico. Ningún país es autosuficiente para cerrar de manera indefinida sus comercios internacionales. Es importante recordar que los países en desarrollo no deben acrecentar más el problema del pecado original.


De acuerdo con las proyecciones más recientes, la pérdida de empleos será mayor que la que produjo la crisis financiera hace 12 años. Ejemplo de esta situación, cabe mencionar el caso de EEUU, registrando una cifra de solicitudes de subsidio por desempleo alrededor de 6.64 millones hasta el 28 de marzo, y la semana anterior registró 3.28 millones, únicamente esta cifra ya era récord que cuadriplica el máximo histórico de 1982.


Se deben adoptar las lecciones aprendidas de la primera Gran Depresión y prácticas de políticas de confinamiento parciales, como las que propone el físico teórico y profesor de Biología, Uri Alon. Lo ideal sería desplegar medidas puntuales con resultados garantizados que alivien y reduzcan el impacto económico.


El tiempo decidirá como se van a desarrollar los eventos, solo resta seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en materia de salud y propuestas del FMI en asuntos económicos.

 

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