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Oda a una rosa

Foto del escritor: Evan´s DarwinEvan´s Darwin

Abrí mis ojos desde temprana hora y te miré, en soledad como una señora. ¿Quién habrá dejado de admirarte? Si aún sigues siendo una bella rosa que merece un fuerte almirante que merece un trato de diosa que merece un te amo aunque sea en secreto. Camino a la cocina, y me detengo en el balcón a observarte con detalles, a estudiarte a memorizar tu silueta a conocer tu carácter y aprender tus patrones. Quiero jugar contigo al psicoanálisis y deseando en el durante que no sufra de parálisis o algún tipo de decepción. En ese instante, veo tu forma irregular y divergente; tu tallo color verde áspero y robusto; tus pétalos color azul intensos como el mar y cielo; y tus hojas color verde tierra onduladas y de origen tamul. Luego pienso y siento, atracción por tu azul eléctrico que para muchos es el color de locos, para genios incomprendidos y para gente poco común. ¡Oh, bella rosa azul! Me declaro tu amante celoso y empedernido. Gracias por elegir este día donde mi rostro dibuja una sonrisa donde mis sentimientos salen a flotar y se congelan en la infinidad del espacio y tiempo. Gracias por devolver la esperanza, la ilusión del amor eterno, y el recuerdo de ese amor, difícil e imposible. Pequeña rosa azul, me refugio en tu belleza en las almohadas de tu piel y en el aroma de tu perfume. Eres tan maravillosa, regalo único y especial que me gustaría conservar tu esencia en una cápsula de cristal o tan solo de vidrio y blindada. Quiero que tu valor perdure en este mundo, imperfecto y desconocido. Mientras bajo las escaleras del balcón estilo neoclásico, reflexiono sobre tu escasez y cotización. ¿Acaso fuiste una lotería de carreras causada por la neófita obsesión del ser humano idolátrico? Realmente no lo sé. Ahora afirmo, con absoluta certeza que tu genética fue alterada. Era tan fidedigno el deseo de crearte que manipularon tus genes con el pigmento de la delfinidina. Mi más sentido pésame, no fuiste producto de la evolución natural de las especies. Pero has demostrado ser inteligente al robar nuestro cálido corazón.

Al llegar al último escalón y a dos metros de distancia, me critico si floreciste voluntaria o también te obligaron. Anhelo saber la verdad porque si fuese así, navegaría por los siete mares, inventaría la máquina del tiempo o destruiría esta realidad; solitario o en pares, con tal de detener tu sufrimiento. Mis pasos cada vez más se acercan, con lentitud marcada a nuestra breve y camuflada cita. Cuando estoy frente a ti un pétalo cae proxy a mis pies. Creí que merecías ayuda como una rosa que ansía ser arrancada, pero que nunca lo será. Tu grito sin voz contagió mi alma

y decidí librarte de esa cárcel,

invisible e imaginaria.

Te acogí en mis brazos,

abiertos y dispuestos a dar una caricia.

Te admiré con ojos enamorados

durante varios minutos

como un extraño romance

que delira en el borde de la esquizofrenia.

Entre ese vaivén de emociones,

comprendí que nuestra aventura

sería temporal.

Así que, traté ser racional

ante las diferentes situaciones

que nos dibujaban felizmente.

Cumplí mi promesa.

Te encapsulé

para conservarte

no solo en mi corazón,

sino también, en mi habitación.

Tiempo después, pensé que te había fallado

pues no te libré para ser presa de nuevo,

aunque esta vez, de forma distinta.

Arrepentido ante mi cruel trato,

te obsequié un mejor amo.

 
 
 

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