Salí de casa como estrella brillante, con deseos de ser un intangible diamante. Ser una luz de polvo cósmico, ser un símbolo de superación como el número de un corredor que ansía el sonido de salida, para despegar con fervor hacia la meta.
Ahora llego a mi tierra natal, convertido en un total fracaso, sin fuego que alimente la luz interior de mi ser. Totalmente destruido, mentalmente.
El futuro es incierto, mi visión se apaga lentamente como las brasas que se transforman en cenizas, poco a poco, con lentitud marcada. A menos que manos humanas apaguen con agua la diminuta vida restante por arder.
Siento que, en las millas próximas, perdí mi carril de corredor por la manipulación de ciertas personas. Contaminaron con toxicidad, mi personalidad, cuyo cambio fue radical.
Inundado ante crisis existenciales, llovieron críticas sobre mi origen, propósito de vida y realización de sueños. Torcieron el sentido de la vida.
Caí en la trampa social, en el abismo de la soledad indefinida, en el oscuro espacio del agujero negro, donde no existe la salida, ni siquiera a un universo alterno. Tu único horizonte; el bucle infinito de agujeros negros.
Hoy, conscientemente decido restar al tiempo, una unidad más, en silencio y sin terceros involucrados. Debo irme lejos de todo, volar muy alto, inalcanzable y sin arrepentimientos. Huir del presente sin dañar a nadie, escapar del pasado sin extrañar a alguien. Únicamente, anhelo avanzar sin mirar atrás.
Las agujas del reloj se han detenido, la batería se ha agotado, todo y nada al inicio, al origen de las cosas, al escenario donde no tuve que haber venido, a ese momento fugaz, simplemente denominado; EMBARAZO NO DESEADO.
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