Durante la universidad conocí a dos personas que se convirtieron en verdaderos amigos y hermanos del alma. Las clases llegaban a su fin y a su vez, iniciaba el semestre monográfico. Al principio solo éramos dos, más tarde se integró el tercer miembro. El tercer integrante recién había abandonado su equipo para unirse a nosotros, pues lo aceptamos con los brazos abiertos. Le comentamos el tema electo y le pareció interesante. Así nació el “Team Tesis”, dispuestos a defender la monografía titulada “Economía informal de Nicaragua: Una estimación a través del método monetario y de consumo de energía eléctrica” como plan de culminación de estudios.
El proceso de la elaboración del protocolo de investigación tardó alrededor de tres meses. En este caso, la duración del protocolo se prolongó debido al estallido de la burbuja sociopolítica del país en el año 2018, por tanto, los estudios se paralizaron y gradualmente se iban reanudando. Así que, la coordinación de la carrera planteó que hasta el 2019 se iba a continuar con el proceso de tesis. Pensé que íbamos aprovechar esa prórroga para avanzar en el desarrollo del protocolo, pero ninguno quiso, fue un rotundo consenso. Creo que nos confiamos porque ya teníamos un avance hasta la justificación del problema en cuestión. En el 2019, en sus inicios la universidad nos brindó breves talleres respecto a la estructura de la monografía. Tiempo después, nos asignaron el tutor que no estaba en la lista de nuestros prospectos, sin embargo, tenía grandes expectativas con él. Pensé que su contribución sería enorme para el trabajo investigativo, pues se trataba de un funcionario del Banco Central de Nicaragua. Pero su ayuda fue escasa o prácticamente nula.
Los tres actuamos con valentía y decidimos continuar sin la ayuda del tutor. Todos los integrantes del equipo poseían la capacidad para realizar y culminar el trabajo monográfico. Después de la justificación, avanzamos con el marco teórico y el marco metodológico con el fin de someterlo a la aprobación con las autoridades correspondientes. Una semana posterior, nos informaron que el protocolo de investigación había sido aprobado, por ende, teníamos luz verde para seguir avanzando. A veces nos reuníamos en la universidad o en algunas de nuestras casas. Inclusive, en ocasiones nos quedábamos hasta la mañana siguiente sin haber tomado alguna siesta, solo con café, agua helada o un energizante que nos ayudaba a combatir el sueño. Estábamos entregados por completo a finalizar la tesis. La parte más difícil fue la aplicación de los métodos cuantitativos para estimar la economía informal de Nicaragua como porcentaje del PIB. Éramos el único grupo que no contaba la ayuda del tutor o de un profesional en la materia. Algunos de nuestros compañeros élite nos ayudaron a disipar algunas inquietudes. Y si tuviéramos que dar una mención honorífica, se la otorgaría a la profesora Martha, fue la única que nos apoyó de principio a fin.
Logramos finalizar el borrador de tesis en mayo o junio del 2019, el cual sería presentado al jurado de la defensa. Ese fue otro momento de angustia cuando nos dijeron quienes serían las personas del jurado, sobre todo, quien sería el presidente. Él era un profesor muy estricto y complejo, sabíamos que trataría de menospreciar el trabajo y que nos atacaría con preguntas humillantes. Próximo al anhelado funeral, estudiamos mucho e hicimos los respectivos preparativos de la defensa. Les comenté a mi grupo que me iría de negro. La cita con el destino se concretó el 15 de julio a las 5:30 p.m. Nos sorprendimos al ver que la sala estaba llena de oyentes y amistades. Mi familia no pudo asistir, pero si la de mis compañeros. Luego de 30 minutos de ponencia y 30 minutos de preguntas y respuesta, la estresante hora acabó. Sucedió lo que habíamos anticipado, nos atacaron con todo, pues nos tocó un jurado difícil.
Finalmente, logramos obtener una puntuación de 85 correspondiente al grado de muy bueno, pero nuestros anhelos eran obtener una calificación por encima de los 90 puntos. Con un sabor agridulce, nos fuimos a celebrar con el resto de compañeros y amistades. Cabe enfatizar, que habíamos conseguido una nota que la mayoría de grupos obtuvieron, y ellos si tenían tutor. Al día siguiente, escribí felicitaciones y ánimos para mis colegas. En fin, fue una bonita experiencia y un honor el haber compartido con ellos una última asignación universitaria. Hay amigos que son para toda la vida.
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